El Club Esportiu Europa de Barcelona ha puesto sobre la mesa algo más que una campaña de recaudación: ha trazado una línea roja. El club, recién ascendido a Primera RFEF con sus equipos masculino y femenino, ha presentado “Som la resistència”, una iniciativa de micromecenazgo con la que busca recaudar entre 150.000 y 300.000 euros. Pero más allá de las cifras, el mensaje es político y emocional: seguir siendo un club del barrio, gestionado por su gente, en un fútbol cada vez más colonizado por capital extranjero.. Seguir leyendo
El club del barrio barcelonés de Gràcia lanza una campaña de micromecenazgo para recaudar al menos 150.000 euros y sobrevivir en Primera RFEF sin perder su esencia
El Club Esportiu Europa de Barcelona ha puesto sobre la mesa algo más que una campaña de recaudación: ha trazado una línea roja. El club, recién ascendido a Primera RFEF con sus equipos masculino y femenino, ha presentado “Som la resistència”, una iniciativa de micromecenazgo con la que busca recaudar entre 150.000 y 300.000 euros. Pero más allá de las cifras, el mensaje es político y emocional: seguir siendo un club del barrio, gestionado por su gente, en un fútbol cada vez más colonizado por capital extranjero.. “El Europa no tiene propietario: es de su gente”, ha recordado Hèctor Ibar, presidente de la entidad, durante la presentación. La frase resume una filosofía que choca frontalmente con el modelo de sociedades anónimas deportivas que domina el panorama actual. Mientras otros equipos responden ante fondos de inversión o multimillonarios suecos, japoneses o estadounidenses, el Europa se aferra a su identidad popular. Pero para hacerlo, necesita respaldo económico.. La campaña, articulada a través de la plataforma Goteo, apela al orgullo de pertenencia de la afición escapulada, pero también al imaginario colectivo del fútbol de siempre. “Nos encontramos en un momento clave de nuestra historia”, ha advertido Ibar. “Podemos volver atrás y resignarnos, o mirar hacia arriba y ser el Girona”. El club quiere crecer, pero sin venderse.. Las aportaciones, además, cuentan con beneficios fiscales: una donación de 250 euros puede traducirse en un gasto real de solo 50. A cambio, quienes aporten más de 200 euros aparecerán en una edición especial de la camiseta del club; y a partir de 500, sus nombres quedarán grabados para siempre en uno de los muros del Nou Sardenya.. Pero la amenaza no es solo financiera. La RFEF exige que, a partir del 15 de enero de 2026, todos los partidos se disputen sobre césped natural. El Nou Sardenya, construido sobre un aparcamiento subterráneo, tiene césped artificial y una transformación estructural costaría alrededor de un millón de euros. El club ha conseguido una moratoria para jugar la primera vuelta en casa, pero no hay garantías más allá. “No contemplamos jugar en otro estadio”, ha asegurado Álex, portavoz de la entidad, con firmeza.. Mientras trabajan con el Ayuntamiento de Barcelona y con el Arenas de Getxo, otro de los clubes fundadores de la liga, también afectado por esta normativa, en el Europa confían en que la movilización de su afición refuerce su posición institucional y evite una mudanza no deseada.. “Somos como la aldea irreductible de Astérix y Obélix”, ha dicho Ibar, “y si ellos tenían su poción mágica, nosotros tenemos la fuerza de nuestra gente para plantar cara a los nuevos romanos: el fútbol moderno”.. El CE Europa no solo quiere competir: quiere resistir. Y para lograrlo, necesita que el fútbol romántico no sea solo una nostalgia, sino una red real de apoyo.
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