El SOS del tenista Alexander Zverev ha puesto de manifiesto la falta de habilidades en la gestión emocional y el autoconocimiento que, en algunos casos, se requieren ante las exigencias del deporte. Estamos creando una sociedad caracterizada por un ritmo acelerado, donde se exige excelencia en todos los aspectos de nuestra vida. Promueve la crítica instantánea y anónima, que puede elevar a algunos al estrellato o condenar a otros de manera drástica. Al mismo tiempo, nos estamos transformando en seres más deshumanizados, carentes de emociones y empatía, las cuales consideramos como impedimentos para alcanzar nuestros deseados objetivos en la vida.
La salud mental necesita ser comprendida, atendida, validada, educada y liberada de patrones obsoletos para transformarse en un componente de una sociedad funcional y alegre.
El SOS del tenista Alexander Zverev ha puesto de manifiesto la falta de habilidades en la gestión emocional y el autoconocimiento que, en algunos casos, se requieren ante las exigencias del deporte. Estamos creando una sociedad donde reina el ritmo acelerado, la búsqueda constante de la excelencia en todos los aspectos de la vida, la crítica instantánea y anónima, así como la capacidad de elevar a alguien al estrellato o condenarlo con facilidad. A la par, nos estamos transformando en individuos más deshumanizados, carentes de emociones y empatía, que consideramos como obstáculos para alcanzar nuestros apasionados objetivos. En el ámbito deportivo, estas tendencias se agudizan, ubicándose en extremos que pueden afectar seriamente nuestra salud mental y bienestar psicológico. Este entorno influenciado por factores sociales y personales, junto con la peculiaridad de la disciplina deportiva, fomenta conductas y efectos psicológicos que estamos observando. A pesar de la atención y el conocimiento que se han ganado recientemente, esta situación sigue siendo un ámbito afectado por tabúes y estigmas que sólo profundizan las carencias educativas y culturales. La soledad de Zverev: sintiéndose en un «hueco» y «extremadamente, extremadamente, extremadamente solo». Aplaudo, entonces, la valentía y generosidad de Zverev y otros deportistas que se manifiestan y nos envían un mensaje claro a la sociedad, con la esperanza de fomentar la reflexión y el debate sobre temas esenciales, incómodos y urgentes. El objetivo es despertar la conciencia y cambiar la perspectiva, promoviendo un cambio de paradigma donde el entrenamiento mental sea parte integral del sistema de apoyo que rodea al jugador (y a la sociedad en su conjunto). La salud mental debe ser reconocida, comprendida y validada, además de ser liberada de viejos conceptos para evolucionar hacia un sistema que promueva una sociedad satisfactoria y efectiva. Como psicólogo, mi preocupación y enfoque en estos temas se centra en dos aspectos: ¿Qué acciones puedo tomar con el jugador? ¿Qué acciones podemos llevar a cabo como parte de la sociedad que rodea y da forma al jugador?
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